Descripción enviada por el equipo del proyecto. El cliente quería una casa para realizar un viejo sueño: estar en la habitación para ver el mar.
El terreno, todo en pendiente, subía pero no lo suficiente como para ver el agua al fondo del Oeste. En tanto, la casa continuó subiendo, volumen tras volumen, hasta llegar a la sala de estar, de par en par mirando el mar.
Una plataforma en granito simula una casa al norte, sentado en un suelo de piedra en tan sólo dos plantas.
El tercero se oculta debajo de la pendiente, para abrir la vista sobre la ciudad de Oliveira, las habitaciones, el baño y la piscina.
Los grandes vidrios, se abren en todas las direcciones de la casa para dirigirse a cualquier lado.
Volviendo arriba, el marco recorta el paisaje del Oeste dentro de la sala, casi como una pintura sólo para esta casa, un sueño una vez más elaborado: “Ça c`est pour moi, le plus beau et le plus triste paysage du monde. C´est le même paysage de la page précédente, mais je lái dessiné une fois encore pour bien vous le montrer. C´est ici que le petit prince a apparu sur terre, puis disparu.”